sábado, 5 de noviembre de 2011

SERENIDAD Y PACIENCIA.

México es ese país increíble donde los tebeos están locos. Un tebeo loco es una categoría formidable. Hay cómics plenamente conscientes de su demencia, y hay cuerdos locos como el de Lope. Pero los que más me gustan son los que transitan por espacios regulados, esos que etiquetamos como 'género', y que sin embargo despiden un aroma raro, una fragancia extraña que altera los sentidos del lector desprevenido. El olor de la chifladura. Y México, en un sentido hermoso y brillante, es El Dorado de los tebeos locos.

Gracias a Mandorla, el año pasado descubrimos joyas de la pulpería charra (a mí me subyugó especialmente 'Rarotonga', ese culebrón café con leche protagonizado por impresionante hembra) que son un ejemplo perfecto de lo que quiero decir. En esta entrada, Santiago explica su propia reunión (loca) en la cumbre con 'La Araña Verde'.

Y yo quisiera relataros el mío. Fue Pepo quién me regaló mi propio desquicie azteca, un cuadernillo de 'Kaliman, el Hombre Increíble'. Y le estaré eternamente agradecido por ello.
El asunto es que ya conocía a Kaliman (un héroe resplandeciente de origen hindú nacido en las radionovelas y crecido en los tebeos), supongo que gracias a Absence, aunque en este momento no logre dar con el post en cuestión. Pero nunca me había dado por leer ninguno de sus tebeos, y ahora tenía en mis manos uno, con su charco cruzado y su precio en pesos, así que no podía dejar pasar la oportunidad. Venga, os cuento.

Primera página, primera viñeta. Kaliman, el héroe, dándose de hostias con unos tipos calavéricos que atienden por los Jinetes del Terror. Segunda viñeta, uno de los Jinetes le endiña a Kaliman la Máscara de la Muerte, una especie de careta adhesiva que deja sin respiración a quién la lleva, provocando finalmente la muerte por asfixia de la víctima (esto lo cuentan en la tercera viñeta). Y a partir de ahí, 28, amigos, 28 putas páginas de Kaliman debatiéndose entre la vida y la muerte con la máscara de la ídem cortándole la respiración, mientras el mundo se desmorona a su alrededor y dos de sus amigos están en una jaula encerrados con un tigre devorador de hombres. 

Esa es la grandeza de los tebeos locos, este es el punto. Un tebeo de género, sí; aventuras de machotes, de acuerdo; un héroe en peligro, cómo no... pero... ¿28 páginas de agonía? Ojo, ¡en un cómic de 32! ¡ Kaliman se pasa todo el tebeo tirado en el suelo! Supongo que me pilláis. No es ningún experimento formal, sólo es un tebeo más de los cientos que componen las aventuras de Kaliman... y fijaos qué movidón. ¿Queréis saber cómo se salva? Bueno, pues gracias a un halcón que llama a un elefante colega de Kaliman y monta un cirio de tres pares. Un elefante. Convocado por un halcón.

Os dejo con unos enlaces kalimaneros, por si os pica la curiosidad. Aquí, la página definitiva sobre el personaje, y aquí, capítulos de su radionovela. Que los disfrutéis.

¡Y qué viva México!



1 comentario:

Santiago García dijo...

Ja ja, qué grande, me has puesto nostálgico y todo.