No quiero dar muchos datos personales, la verdad. Os basta con saber que me criaron mis abuelos. Así que sé perfectamente de lo que habla Joyce Farmer en ‘Special Exits’. El tebeo cuenta los últimos días de una pareja de ancianos y cómo los cuida su hija. Y reconozco los lugares, los momentos y las sensaciones que ha dibujado, porque los he vivido. Por eso creo (sé) que el trabajo de Farmer es extraordinario. Todo es tangible en este tebeo, todo es natural.
El subtítulo de ‘Special Exits’ es ‘una memoria gráfica’. Me parece importante que se seleccione la palabra ‘memoria’. Memoria. Precisamente, eso es.
Cuando dibujas el mundo real, necesariamente realizas un proceso de interiorización de tu experiencia. Acudes a tu memoria. La narración de Farmer es una ‘memoria gráfica’, un lugar donde poner en orden sus recuerdos, y sus emociones. La propia naturaleza del cómic, su diseño y su realización, ejemplifica exactamente eso. Farmer se tomó su tiempo en dibujarlo, trece años. ‘Special Exits’ es un ejercicio de creación tanto como de recreación. Y así, un ejercicio de terapia, un sano exorcismo.
Cuando leo esos furibundos ataques contra la novela gráfica autobiográfica, y compruebo el desdén con el que se rechaza una expresión artística que nace de una necesidad sincera, francamente, me da mucha pena. Supongo que mucha gente no disfrutará de ‘Special Exits’ como lo que es, un relato fuerte, bello y honesto.
Una auténtica novela gráfica.
1 comentario:
Tebeazo. Enormemente emotivo sin una pizca de ñoñería. Ojalá se sigan haciendo más cómics así, por lo menos 75 años más, que son los que DC lleva publicando Superman sin que nadie se rasgue las vestiduras.
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