miércoles, 20 de julio de 2011

CONTINUEMOS.

No sé si sois lectores habituales de superhéroes. Los que lo seáis, o lo hayáis sido, estaréis familiarizados con el concepto de continuidad. La continuidad permite que los superhéroes vivan en el mismo universo, se conozcan, se casen. Que se paseen de una a otra colección, que luchen contra las mismas amenazas. Incluso que el tiempo pase para ellos. Marvel y DC basan sus series en el uso de la continuidad y sus consecuencias. La continuidad es el Edén del fanboy, su lugar de seguridad. Sólo él conoce las claves y los recovecos de la misma. Y sólo así puedes pertenecer al club.

Pero detrás de todo esto, más allá del uso de la continuidad como una herramienta de trabajo para escritores y  dibujantes de superhéroes, se esconde una idea diabólica.
Y es que, en definitiva, si juegas con los personajes de las grandes compañías, lo harás de prestado. Así que no te pases ni un pelo. Porque respetarás la continuidad. 
Nuestra continuidad. Nuestras reglas. 
'Reglas', por amor de Dios. En fin...




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