viernes, 11 de febrero de 2011

THAT'S THE WAY I LIKE IT.

El post anterior salió nostálgico, que le vamos a hacer, ¿no? Es normal. Los tebeos tienen eso. Le acompañan a uno toda una vida, y claro, pasa lo que pasa.
Ahora, no soy de papel y plástico. En mi cuenta de Twitter me meto mucho con los tebeos de superhéroes, pero es que es divertido. Son un blanco fácil. Vamos, que no añoro los tebeos de antes, simplemente porque ya se hicieron. Ya los leí. Y puedo volver a leerlos si quiero. Me importa poco que Peter Parker sea un clon, o no, o que la tía May siga viva (¿sigue viva?). Ahora, ¡y lo bien que me lo paso con mis chistes sobre el nuevo Caballero Luna!
El caso es que últimamente estamos a vueltas con lo del tebeo adulto. Yo tengo claro cuáles son y cuáles no. Disfruto igual con uno que no lo es y con uno que sí, mientras sea bueno, claro. Lo que pasa es que la proporción entre unos y otros es enorme. Hay muchos, muchísimos más tebeos para un público infantil y juvenil. Y ahora, en este momento, prefiero leer tebeos adultos. Quiero más de esos.
Sinceramente, que prospere o no esta petición de incluir entre los premios del Saló de Barcelona la categoría de ‘Mejor cómic infantil’, pues me la refanfinfla. Quiero decir, bien, bravo por los tebeos para niños… aunque creo que esa batalla ya está ganada.
¿Ayudaría entregar el premio al mejor tebeo para niños a ‘dignificar el medio’? Sinceramente, creo que no. Que no niego su valor, repito.
Pero para ‘dignificar el medio’, lo que hay que hacer son más y mejores tebeos.
Tebeos para adultos, claro.


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